Desde abril de 1835, Juan Manuel de Rosas gobernaba nuevamente la provincia de Buenos Aires con respaldo popular y el firme objetivo de impulsar el desarrollo de la economía nacional promoviendo las industrias provinciales. Se proponía alcanzar la unidad nacional y resguardar la integridad territorial amenazada por las potencias europeas que alentaban la balcanización continental para favorecer sus negocios.
La enorme riqueza agrícola ganadera de las provincias Unidas del Río de la Plata (en particular la carne, el cuero y la lana); el tabaco, la yerba mate y especialmente el algodón (tan necesario para las hilanderías de Manchester) del próspero Paraguay; el café del sur del Brasil y los minerales de Bolivia, eran una tentación para los imperios europeos que, además, aspiraban a introducir en nuestro continente cada vez más productos manufacturados sin pagar impuestos ni tasas.
Como siempre a lo largo de nuestra historia los dos proyectos antagónicos enfrentados.
Y como siempre también los enemigos de adentro, los cipayos, colaborando con las apetencias extranjeras. el general Santa Cruz gobernaba Bolivia actuando como el "hombre en América de Francia", Fructuoso Rivera en la Banda Oriental había concedido al comercio inglés el privilegio de libre navegación por el Río Uruguay y su región era un virtual protectorado francés; para completar, Uruguay se había convertido en base de operaciones de los emigrados unitarios entusiastas defensores de la "civilización europea", dispuestos a colaborar con cuanta conspiración se tramara para derrocar a Rosas.
Las presiones de Francia exigiendo ser tratada como "nación más favorecida" a través de un prolongado bloqueo en el Río de La Plata se vio frustrada por la firme postura de Rosas, quien además puso freno al intento de la Confederación peruano-boliviana encabezada por Santa Cruz de apoderarse de las provincias norteñas y dio por tierra con las maniobras que, desde la Banda Oriental, buscaban la escisión de las provincias del litoral, todas estas intentonas apoyadas activamente por los unitarios.
LA BATALLA DE LA VUELTA DE OBLIGADO
Francia e Inglaterra no podían aceptar pasivamente semejante desafío. ¿Cómo podía ser que el gobierno de una una nación nueva y débil no cediera a las presiones de dos potencias tan desarrolladas económica y militarmente?, imperios que a nivel mundial ya estaban imponiendo a través de la fuerza su derecho a navegar los ríos interiores en nombre de la "libre navegación" y el "libre comercio".
Los resultados favorables logrados por Ingraterra y Francia en la Guerra del Opio contra China fortalecieron la alianza entre ambas potencias y las ambiciones de conquistar para su comercio el rico territorio del Plata.
En los primeros días de noviembre de 1845 zarpó de Montevideo la escuadra combinada anglo-francesa con el fin de remontar el Río Paraná; 22 barcos de guerra precedían a 92 buques de distintas banderas cargados de mercaderías para comerciar en Corrientes y el Paraguay. El 18 de noviembre la flota invasora pasó frente a San Pedro intentando efectuar un desembarco armado frustrado por la valiente reacción de los vecinos comandados por Tomás Obligado.
En la Vuelta de Obligado, sitio en que se angosta el Paraná, se preparaba el operativo central para detener a los usurpadores, allí fueron colocadas 4 baterías, 21 piezas servidas por 220 artilleros protegidos por débiles parapetos de tierra y madera. Junto a una de las baterías se hallaban amarradas tres gruesas cadenas que atravesaban el río, sostenidas por 24 lanchones que se hallaban anclados y asegurados en la margen opuesta al bergantín "Republicano". Tres lanchones habían sido colocados detrás del bergantín.
Comandados por el general Lucio Norberto Mansilla se ubicaban en las orillas 2.290 hombres, incluídos los vecinos, dispuestos a combatir. Los invasores contaban con la artillería más moderna del mundo.
Fue el 20 de noviembre de 1845 y luego de casi 12 horas de intenso combate, la flota enemiga logró cortar las cadenas y liberar el río para poder avanzar pero el alto costo de no poder lograr jamás su objetivo de liberar el comercio a través del río Paraná.
Las fuerzas patriotas sufrieron 250 muertos y 400 heridos protagonizando una de las más heroicas gestas de nuestra historia en defensa de la soberanía y dignidad nacional agredidas por las mayores potencias mundiales de aquella época.
(Hubo que esperar más de 145 años para que fueran repatriados los restos de Juan Manuel de Rosas y para que una imagen alusiva a la batalla de la Vuelta de Obligado fuera popularizada al ser impresa en los billetes nacionales de 20 pesos)
(Hubo que esperar más de 145 años para que fueran repatriados los restos de Juan Manuel de Rosas y para que una imagen alusiva a la batalla de la Vuelta de Obligado fuera popularizada al ser impresa en los billetes nacionales de 20 pesos)
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