miércoles, 23 de noviembre de 2011

EL CRIMEN DE LAS HERMANAS MIRABAL


Patria, Minerva y María Teresa Mirabal


República Dominicana. Fines del siglo XIX. Una sucesión de dictaduras militares llevan al país al borde de la bancarrota. En 1905 Estados Unidos recibe el insólito encargo de administrar la finanzas. La nación centroamericana se convierte en semiprotectorado estadounidense con una economía basada en la exportación de materias primas, especialmente de azúcar.
Once años más tarde el gobierno yanqui del presidente Woodrow Wilson intenta imponer un Consejo Económico, además exige eliminar el ejército dominicano y crear una Guardia Civil bajo el mando de un oficial estadounidense. El presidente dominicano Juan Isidro Jimenes Pereyra se opone y es derrocado.
El 4 de mayo de 1916 los infantes de marina norteamericanos comienzan a invadir República Dominicana, la ocupación se prolonga hasta 1924. Durante ese período el Ejército de Ocupación yanqui crea la Guardia Nacional y dentro de esta fuerza crece progresivamente la figura de Rafael Leonidas Trujillo, un nefasto personaje que acapararía el poder político en las próximas décadas.

LA "ERA TRUJILLO"

En 1930 una conspiración orquestada por Trujillo y sus secuaces provoca la caída del gobierno democrático del presidente Horacio Vázquez. Mediante una elección fraudulenta el dictador busca legitimar un nuevo gobierno que se presenta dócil ante el poderoso país del norte e implacable ante los reclamos populares. Se extiende el latifundio y crece el poder de las minorías del privilegio al mismo ritmo que la desocupación y la pobreza de los sectores más humildes. El dictador y su familia llegan a poseer o controlar casi toda la actividad económica. Es suprimido todo tipo de oposición y una tenebrosa policía secreta se ocupa de vigilar y reprimir las protestas. Entre el 28 de setiembre y el 8 de octubre de 1937 se produce la llamada "Masacre del Perejil"; más de 10.000 trabajadores haitianos son asesinados en la frontera por las fuerzas gubernamentales bajo la acusación de ser inmigrantes clandestinos.

LA TRAGEDIA DE LAS HERMANAS MIRABAL.

Entre todas las historias de resistencia al régimen, la de la familia Mirabal quizás sea una de las más conmovedoras. Sensibles ante las injusticias de la dictadura comienzan a soportar un riguroso espionaje desde fines de la década del '40.
El triunfo de la revolución cubana en enero de 1959 alimenta por primera vez en Minerva Mirabal y otros activistas la idea de organizar un movimiento clandestino.
El 14 de junio de 1959 una expedición armada de dominicanos procedentes de Cuba es aplastada.
Los militantes deciden crear en el país el "Movimiento 14 de Junio" en honor a los héroes del frustado operativo.
Minerva y María Teresa Mirabal, al igual que sus esposos y más de un centenar de compañeros son encarcelados y torturados. El 31 de enero de 1960, tras un silencio de 30 años, la Iglesia denuncia los métodos represivos del régimen. El 7 de febrero las hermanas Mirabal son liberadas para ser nuevamente apresadas tres meses después y otra vez liberadas bajo palabra por presión de la OEA.
El 25 de noviembre de 1960, Minerva y María Teresa, junto a Patria, otra de sus hermanas, viajan a la cárcel de Puerto Plata para visitar a sus maridos presos, al regresar, el jeep en el que viajaban es abruptamente interceptado por matones del régimen, las jóvenes son introducidas a los empujones en otro vehículo para ser trasladadas a un cañaveral donde son brutalmente asesinadas a garrotazos, sus cadáveres vuelven a ser depositados en el jeep para ser precipitados al abismo con la intención de que sus muertes sean atribuidas a un accidente.
Su matirio no resulta en vano. El régimen tiene sus días contados. el 30 de mayo de 1961 es asesinado Trujillo y su gobierno se derrumba.

En recuerdo de semejante tragedia, el 25 de noviembre de cada año se conmemora el "Día Internacional de la No Violencia contra la Mujer".

(A partir del año 2006 la imagen de las hermanas Mirabal aparece impresa en los billetes de 200 pesos emitidos por el Banco Central de la República Dominicana)

domingo, 20 de noviembre de 2011

LA SOBERANIA NO SE NEGOCIA



Desde abril de 1835, Juan Manuel de Rosas gobernaba nuevamente la provincia de Buenos Aires con respaldo popular y el firme objetivo de impulsar el desarrollo de la economía nacional  promoviendo las industrias provinciales. Se proponía alcanzar la unidad nacional y resguardar la integridad territorial amenazada por las potencias europeas que alentaban la balcanización continental para favorecer sus negocios.
La enorme riqueza agrícola ganadera de las provincias Unidas del Río de la Plata (en particular la carne, el cuero y la lana); el tabaco, la yerba mate y especialmente el algodón (tan necesario para las hilanderías de Manchester) del próspero Paraguay; el café del sur del Brasil y los minerales de Bolivia, eran una tentación para los imperios europeos que, además, aspiraban a introducir en nuestro continente cada vez más productos manufacturados sin pagar impuestos ni tasas.
Como siempre a lo largo de nuestra historia los dos proyectos antagónicos enfrentados.
Y como siempre también los enemigos de adentro, los cipayos, colaborando con las apetencias extranjeras. el general Santa Cruz gobernaba Bolivia actuando como el "hombre en América de Francia", Fructuoso Rivera en la Banda Oriental había concedido al comercio inglés el privilegio de libre navegación por el Río Uruguay y su región era un virtual protectorado francés; para completar, Uruguay se había convertido en base de operaciones de los emigrados unitarios entusiastas defensores de la "civilización europea", dispuestos a colaborar con cuanta conspiración se tramara para derrocar a Rosas.
Las presiones de Francia exigiendo ser tratada como "nación más favorecida" a través de un prolongado bloqueo en el Río de La Plata  se vio frustrada por la firme postura de Rosas, quien además puso freno al intento de la Confederación peruano-boliviana encabezada por Santa Cruz de apoderarse de las provincias norteñas y dio por tierra con las maniobras que, desde la Banda Oriental, buscaban la escisión de las provincias del litoral, todas estas intentonas apoyadas activamente por los unitarios.

LA BATALLA DE LA VUELTA DE OBLIGADO

Francia e Inglaterra no podían aceptar pasivamente semejante desafío. ¿Cómo podía ser que el gobierno de una una nación nueva y débil no cediera a las presiones de dos potencias tan desarrolladas económica y militarmente?, imperios que a nivel mundial ya estaban imponiendo a través de la fuerza su derecho a navegar los ríos interiores en nombre de la "libre navegación" y el "libre comercio".
Los resultados favorables logrados por Ingraterra y Francia en la Guerra del Opio contra China fortalecieron la alianza entre ambas potencias y las ambiciones de conquistar para su comercio el rico territorio del Plata.
En los primeros días de noviembre de 1845 zarpó de Montevideo la escuadra combinada anglo-francesa con el fin de remontar el Río Paraná; 22 barcos de guerra precedían a 92 buques de distintas banderas cargados de mercaderías para comerciar en Corrientes y el Paraguay. El 18 de noviembre la flota invasora pasó frente a San Pedro intentando efectuar un desembarco armado frustrado por la valiente reacción de los vecinos comandados por Tomás Obligado.
En la Vuelta de Obligado, sitio en que se angosta el Paraná, se preparaba el operativo central para detener a los usurpadores, allí fueron colocadas 4 baterías, 21 piezas servidas por 220 artilleros protegidos por débiles parapetos de tierra y madera. Junto a una de las baterías se hallaban amarradas tres gruesas cadenas que atravesaban el río, sostenidas por 24 lanchones que se hallaban anclados y asegurados en la margen opuesta al bergantín "Republicano". Tres lanchones habían sido colocados detrás del bergantín.
Comandados por el general Lucio Norberto Mansilla se ubicaban en las orillas 2.290 hombres, incluídos los vecinos, dispuestos a combatir. Los invasores contaban con la artillería más moderna del mundo.
Fue el 20 de noviembre de 1845 y luego de casi 12 horas de intenso combate, la flota enemiga logró cortar las cadenas y liberar  el río para poder avanzar pero el alto costo de no poder lograr jamás su objetivo de liberar el comercio a través del río Paraná.
Las fuerzas patriotas sufrieron 250 muertos y 400 heridos protagonizando una de las más heroicas gestas de nuestra historia en defensa de la soberanía y dignidad nacional agredidas por las mayores potencias mundiales de aquella época.

(Hubo que esperar más de 145 años para que fueran repatriados los restos de Juan Manuel de Rosas y para que una imagen alusiva a la batalla de la Vuelta de Obligado fuera popularizada al ser impresa en los billetes nacionales de 20 pesos)