sábado, 22 de octubre de 2011

EL LEÓN DEL DESIERTO VOLVERÁ

OMAR MUKHTAR - LEÓN DEL DESIERTO

Libia fue ocupada y desmembrada durante siglos por las potencias que sucesivamente dominaron el Mediterráneo: egipcios, griegos, cartagineses, romanos, el imperio otomano...

En 1911 las tropas italianas ocuparon el litoral libio derrotando a los turcos.
Cuando en 1921 Mussolini inició la colonización debió enfrentar la férrea resistencia de la guerrilla liderada por Omar Mukhtar, maestro de profesión. Apodado el "León del Desierto", supo aprovechar su gran conocimiento de la geografía y contó con un fuerte apoyo popular, lo que le permitió asestar duros golpes a los invasores que, aunque muy bien armados, no estaban preparados para una guerra en el desierto.
Los italianos bombardearon Libia, quemaron tierras y confinaron a miles y miles de libios en campos de concentración. La heroica lucha del "León del Desierto" solo pudo ser doblegada en 1931, cuando fue hecho prisionero y ahorcado frente a una multitud de compatriotas en el campo de concentración de Slug.

Tenía 80 años y su pueblo lo consagró héroe nacional.

Justamente, han transcurrido 80 años del asesinato de Omar Mukhtar, Libia vuelve a ser invadida, esta vez por las potencias imperialistas contemporáneas que a través de la OTAN han asesinado a Muammar Gaddafi y se aprestan a manipular un gobierno títere para apropiarse de los recursos petroleros y gasíferos.

Sin lugar a dudas el valiente pueblo libio hará honor a su historia y encarnado en nuevos protagonistas el "León del Desierto" habrá de regresar.

(Recomiendo que vean la extraordinaria película el "León del Desierto" protagonizada por Anthony Quinn)

viernes, 7 de octubre de 2011

LOS LUCAYOS DESCUBREN A COLON



En el año 1992, al cumplirse 500 años del arribo de Cristóbal Colón a nuestra América, el Banco Central de Bahamas emitió billetes de un dólar con una ilustración que representa la llegada de los españoles al archipiélago
 

El 12 de octubre de 1492 no fue un día común para los lucayos, pobladores que habitaban la isla de Guanahani (perteneciente al archipiélago de las islas actualmente llamadas Bahamas), es que sorpresivamente durante esa jornada desembarcaron en sus tierras un grupo de personas raramente vestidas. Eran Cristóbal Colón y sus marineros, quienes creyendo haber llegado a las Indias Orientales (Asia), decidieron llamar "indios" a los asombrados lucayos.
En ese majestuoso lugar colmado de verde arboleda y blancas playas de arena bañadas por transparente agua de mar Colón posó la bandera real y en insólita ceremonia la llamó caprichosamente San Salvador en un gesto de absoluta falta de respeto a los pobladores originarios.
En los día posteriores los invasores tomaron contacto con otras islas, bordearon la isla de Cuba y desembarcaron en Quisqueya (Haití y República Dominicana), donde vivían de la agricultura y la pesca los tranquilos taínos, pertenecientes a la rama de los arawacs. Tallaban madera, cerámica y oro y cultivaban algodón que lo utilizaban para tejer hamacas.
Los españoles pusieron a la isla el nombre de La Hispaniola. Cinco caciques lideraban entonces cinco reinos distintos. Uno de ellos, Guacanagarix fue amable con los invasores y les facilitó un lugar de su territorio para que construyeran el fuerte Natividad. Colón regresó a España pero dejó a 39 marineros, los que se dedicaron a maltratar a los indígenas y a violar a sus mujeres. Enterado el cacique Caonabó de estos hechos bajó de las montañas de Cibao, muy ricas en oro, incendió el fuerte y mató a los europeos que se habían comportado tan salvajemente. Al volver Cristóbal Colón en su siguiente viaje, debió enfrentar la rebeldía del valiente Caonabó que ya no toleraba la arrogante e interesada presencia extranjera en sus tierras. El bravo cacique, obstáculo real para las ambiciones de los invasores, fue capturado bajo engaños y embarcado a España. Su destino fue trágico, murió en altamar a causa de un naufragio.
Anacaona "flor de oro", esposa de Caonabó siguió resistiendo a los agresores. La bella y sensible poetiza estaba mortificada por la muerte de muchos hermanos a causa de los trabajos forzados y la desnutrición. Terminó siendo torturada, vejada y ahorcada por los españoles, su cuerpo fue expuesto en señal de escarmiento para su querido pueblo.
Caonabó y Anacaona se convirtieron así en los primeros héroes y mártires de una invasión que consumaría uno de los genocidios más atroces de toda la historia de la humanidad.

(Adelanto de un libro - en elaboración - que pretende recopilar acontecimientos poco difundidos de la historia de los pueblos de nuestra América).