Pero el detalle más aberrante de ese reparto colonial fue el reconocimiento del Estado Libre de Congo como propiedad privada de Leopoldo II, rey de Bélgica.
El rostro de Leopoldo II incluido en los billetes de 100 francos del Congo Belga (año 1955). |
El mencionado rey había financiado hasta entonces las exploraciones del inglés Norton Stanley por el Río Congo con el fin de establecer asentamientientos comerciales en la región y bajo la excusa de civilizar el Africa Central.
Estados Unidos ya había reconocido al "nuevo" Estado en abril de 1884, merced a los buenos oficios de Henry Shelton Stanford, antiguo embajador de ese país en Bélgica, convertido luego en fiel aliado del codicioso rey.
Avalado por las principales potencias del mundo, Leopoldo II envió al usurpado territorio un ejército privado denominado "Force Públique", que llegó a contar con más de 19.000 hombres encargados de establecer un régimen de terror que incluyó torturas, aberrantes mutilaciones, secuestros y la matanza de entre 5 y 10 millones de habitantes nativos.
El monarca se apropió de tierras no cultivadas a las que denominó "vacantes" y que hasta entonces pertenecían en propiedad social a los pueblos originarios. A través de la Sociedad de Amberes de Comercio del Congo y de la Compañía Anglo-Belga del Caucho y la Explotación saqueó del territorio todo el marfil y el caucho que pudo con el esfuerzo de mano de obra indígena esclavizada.
Extaordinariamente enriquecido y seriamente cuestionado por las mismas naciones que lo habían apoyado y que ahora reconocían que los declamados principios filantrópicos y científicos solo habían servido para instalar en el corazón de Africa "una sociedad secreta de asesinos con un rey como compinche", Leopoldo II cedió su propiedad al Estado belga en 1908.
En 13 años había perpetrado el primer gran genocidio del Siglo XX.
Durante cinco décadas más Bélgica siguió explotando colonialmente al Congo y sometiendo a su pueblo. Los minerales pasaron a ser prioridad y el Congo Belga se convirtió en gran exportador de uranio a Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial y comienzos de la Guerra Fría.
El 30 de junio de 1960 la República del Congo declaró su independencia. En la primera e histórica elección el Movimiento Nacional Congolés había obtenido una contundente victoria y su líder: Patrice Lumumba era el nuevo Primer Ministro.
En su discurso de asunción diría Lumumba: "...ningún congolés digno de ese nombre podrá olvidar jamás que fue con la lucha que ganamos la independencia para acabar con la infamante esclavitud que nos fue impuesta por la fuerza". "...ese fue nuestro destino durante los 80 años de gobierno colonial; nuestras heridas están aún demasiado frescas y son todavía muy dolorosas para permitirnos borrarlas de nuestra memoria".
LA INTERMINABLE TRAGEDIA DE UN PUEBLO
Poco tiempo duraría el respeto de los imperialistas a la nueva y soberana nación.
Con el inocultable interés de preservar sus negocios mineros en el país, Bélgica incentivó los enfrentamientos tribales alentando la secesión de las provincias ricas en minerales. Los rebeldes apoyados económica y políticamente por la CIA y el Estado belga comenzaron los disturbios, la ONU negó apoyo a Lumumba para reestablecer el orden obligándolo a recurrir al auxilio ruso. Fuerzas belgas invadieron nuevamente el territorio con la excusa de salvaguardar a sus ciudadanos residentes.
A solo 3 meses de haber asumido, en setiembre de 1960, Patrice Lumumba fue arrestado y entregado a sus enemigos internos, logró fugarse y huir a la selva para ser nuevamente capturado, torturado y vilmente asesinado el 17 de enero de 1961. Atado a un árbol, tras la orden de un mercenario belga fue fusilado. Sus restos fueron luego despedazados, disueltos en ácido sulfúrico y esparcidos para que nadie pudiera encontrarlos.
Bajo la presidencia de unos de sus verdugos y con el nombre de Zaire, el Congo permaneció alineada a Estados Unidos y Europa durante varias décadas. Grupos resistentes del pueblo nunca dejaron de combatir y hasta recibieron durante un breve tiempo la cooperación directa del "Che" Guevara.
LAS CULPAS
En el año 2001 el Parlamento de Bélgica aceptó la responsabilidad de ese país en el asesinato de Patrice Lumumba.
En enero de 2014, hace tan solo unas semanas, el Departamento de Estado de los Estados Unidos difundió documentos secretos que revelan que la CIA, mediante "Acción Ejecutiva" ordenó el asesinato de Lumumba para favorecer los intereses de las multinacionales estadounidenses.
Patrice Lumumba en los billetes de 20 makuta emitidos en 1967 por el gobierno del presidente Mobutu, quien colaboró en su captura y asesinato |